Por: Adolfo  Nivar Cedano_

Para alcanzar resultados positivos dentro de la formación, la motivación y la inteligencia emocional son las dos claves».

En términos general, La motivación es la fuerza que nos mueve; nos invita a explorar, a actuar y a descubrir. 

En términos más «técnicos» la motivación  se define como el conjunto de fuerzas que inician y dirigen la conducta humana; son nuestras pasiones, aquello que nos mueve, nuestro motor interno, y, en definitiva, aquello que nos lleva a actuar.

Hay varias clasificaciones de la motivación, pero en este caso te hablaré  de dos grandes tipos de motivación que nos llevan a actuar: la intrínseca y la extrínseca.

La primera, hace referencia  a que la persona realiza la tarea o actividad en cuestión por el simple placer de realizarla. Así, la actividad es un fin en sí mismo, y su realización permite a la persona sentirse autónoma y competente.

Mientras que la motivación extrínseca, o motivación por incentivos, por contra, se caracteriza porque la persona realiza una actividad en cuestión para obtener unas consecuencias que se derivan de su realización.

Pero la motivación es el pilar, el soporte que sostiene a esa otra estructura para el éxito en la formación que es la inteligencia emocional. Pero, en qué se basa la intelegencia emocional dentro de la formación. 

Algunas de  las estrategias para estimular el desarrollo de la Inteligencia Emocional que debe tomar en cuenta el docente son:

• Dejar que los alumnos expresen sus sentimientos y emociones y, como adulto, escuchar y expresar las propias. 
• La capacidad de automotivarse y de motivar a los demás de la clase. Tener la habilidad de despertar en uno mismo y en otras personas la estimulación para llevar a cabo acciones o tareas está íntimamente ligada al optimismo y autoestima. Un alumno que recibe reconocimiento raramente será agresivo o pesimista.
• Como docentes, se debe tratar a los alumnos “como le gustaría que lo tratasen ellos a uno”.
• Dialoga con tus alumnos. Comentar con ellos temas variados les ayudará a comprender la realidad y a desarrollar el juicio crítico.
• Felicita al alumno cada vez que enfrente una emoción negativa de manera adecuada. Además, con esto, ayudará a desarrollar su optimismo y autoestima.
• Se debe tratar con especial énfasis la habilidad de resaltar los aspectos positivos por encima de los negativos y los objetivos alcanzados antes que las insuficiencias.

En todos estos años como docente han sido claves y determinantes para mi ambos conceptos, porque entiendo que en el caso de la motivación que tenga el docente para compartir su conocimiento,  es la que debe contagiar a los alumnos para que abran la puerta del entendimiento para la materia, asignatura, tema, conceptos, etcétera.

Recuerdo que en el año 1999, sin tener ninguna referencia en el tema y casi por siempre curiosidad por el título, he dado con el libro de Daniel Goleman, Inteligencia Emocional, que lo había publicado en el año 1995 y que fue gracias la revista Time, el primer medio de comunicación de masas interesado en la IE donde se publicó un artículo sobre el texto de Goleman.

El éxito de ventas del libro de Goleman aumentó la difusión popular del término inteligencia emocional hasta límites insospechados, haciéndose muy popular en forma de artículos en periódicos y revistas, tiras cómicas, programas educativos, cursos de formación para empresas, juguetes o resúmenes divulgativos de los propios libros de Goleman.

La importancia de de la motivación en estos tiempos de «nueva normalidad»

Hoy en día está más que acreditado que Inteligencia Emocional es un factor que influye positivamente en el bienestar mental y social de las personas, asimismo dentro del ámbito educativo posee un papel fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje, que beneficia tanto al docente como a los alumnos.

Con esto de «la nueva normalidad» donde la formación online ha pasado a ser algo más habitual, y en mi caso que sigo impartiendo formación 100% online, soy consciente que ahora más que nunca la motivación y la inteligencia emocional son determinantes  para estimular la asistencia en mis clases.

Y es que, paradójicamente, el nivel de asistencia en mis clases online está siendo superior que cuando estaba en las clases presenciales, esto creo que se debe un poco a que estoy poniendo «doble ración» de motivación a mis alumnos promoviendo un poco la diversión, el compañerismo, la integración, y la participación a todos y todas en las clases.

En estos tiempos la renovación, la adaptación a nuevos sistemas, los nuevos sistemas de comunicación, en fin, los cambios de paradigmas, no son ajenos a la formación, de ahí que si el docente no se apoya en la inteligencia emocional, se le hará difícil conseguir que los alumnos se motiven  más por descubrir su propia fuente de motivación.

En conclusión, es imperativo acompañar a los alumnos no solamente en el descubrimiento de sus intereses y pasiones, sino en lo que hay tras todo ello: su motivación más primaria, aquel motor que les invita a moverse, a buscar, a conocer.

La pasión es la energía que nos moviliza al cumplimiento de nuestra misión y visión de vida.”

-Antonio Páez Pinzón.